Qué es y para qué sirve un Moodboard

Qué es un Moodboard

Literalmente es una tabla o muro de inspiración y sensaciones a partir de una combinación de materiales con texturas y colores que sean representativos de un determinado espacio o composición.

No se trata de un elemento solo usado por decoradores o interioristas, se trata de una herramienta que también puede ser usada por profesionales del arte gráfico, incluso escritores a fin de ambientarse en un determinado entorno. En definitiva, cualquier trabajo creativo se puede servir de un moodboard como herramienta para combinar diferentes elementos en busca de inspiración o como representación.

Mientras un collage es una combinación de elementos que se traduce en un objeto final entendido como un todo, un moodboard es precisamente la sensación de una combinación en proceso. Algo que podemos modificar continuamente hasta encontrar una combinación que nos ayude a materializar y visibilizar lo virtual.

Para qué sirve un Moodboard

Para los diseñadores de interiores, los moodboards son un complemento que ayuda a visibilizar y comunicar el proyecto más allá de las plantas distributivas y los renders e imágenes 3D. Un moodboard hecho con materiales reales, con muestras de los revestimientos y tejidos reales, es una ayuda supervaliosa para poder visualizar con gran certeza cómo será el espacio proyectado una vez esté construido.

Cromatismo y textura

Cuando nos vestimos cada mañana, tratamos de combinar de algún modo colores, tejidos y estilos a fin de conseguir una combinación coherente. Mirándonos al espejo vemos si nos favorece y si los diferentes elementos combinados entre sí causan un buen efecto conjunto. Con los moodboards sucede lo mismo. Buscamos una coherencia cromática y que las diferentes texturas se ajusten a los diferentes usos.

¿Qué podemos incluir en un Moodboard?

Ya sean pavimentos, encimeras, cristales, cortinas, alfombras, el tejido del sofá, la madera del mobiliario o tiradores o perfiles metálicos …, cualquier material es susceptible de ser incluido en un moodboard.

En ocasiones se incluyen plantas, polvos coloreados o se utilizan diferentes soportes para jugar con la propia superficie donde se sitúa el moodboard. También resulta muy inspirador completarlo con algún título que le sea representativo o, como hacemos nosotros, acompañarlo de multitud de adjetivos que nos ayuden a definir aquello que queremos recrear.

Digital o físico

Usamos ambos, pero para momentos diferentes. Cuando estamos en un momento muy inicial del proyecto y por la razón que sea necesitamos poder transmitir una idea de la línea de estilo, podemos recorrer a un moodboard digital. Nos permite enviarlo si trabajamos a distancia y una mayor flexibilidad ya que podemos recurrir a multitud de imágenes e incluso a piezas de mobiliario concretas. Nos permite ser más explícitos en lo visual.

Por otro lado, el moodboard físico, hecho con materiales reales, nos da un efecto inigualable. El tacto consigue trasmitir mucha información que nos costaría esfuerzo verbalizar. De este modo, lo simplifica con un “me lo imaginaba más así, que así”. Evidentemente, necesitas de espacio y disponibilidad de multitud de materiales y muestras diferentes para poder confeccionarlos. En nuestro estudio disponemos de una especie de vestidor repleto de muestras de todo tipo y soportes para la confección de diferentes moodboards. Incluso una mesa específica con un led cromático cenital para apreciar los materiales y su combinación en las mejores condiciones y proponerlos a nuestros clientes.

Así que, entre digital y físico, nos quedamos con el físico si tenemos que elegir, aunque en multitud de ocasiones lo que hacemos es combinarlos.  Al moodboard físico le podemos adjuntar la planta con la distribución, renders o un moodboard digital con piezas de mobiliario y arte que ayuden a visualizar el conjunto. Se trata de entenderlos como recursos complementarios que ayudan a inspirar y visualizar.

¡Sacadle una foto!

Esto es importantísimo. Normalmente no disponemos de espacio para almacenar nuestras composiciones. Es más, la mayoría de las veces necesitamos reutilizar materiales para otras composiciones. Así que resulta de gran utilidad sacarle una fotografía al moodboard una vez le damos el visto bueno. De este modo, podemos tener en nuestro teléfono u ordenador una copia visual a la que poder recurrir si queremos reproducirlo. También disponemos de diferentes propuestas a mostrar y comparar con nuestros clientes como punto de partida, para llegar a la combinación deseada. Para nosotros, los Moodboards se han convertido en una buena herramienta para conocer con más detalle los gustos y preferencias de nuestros clientes y ser capaces de acertar cuando les presentamos una propuesta. En adición a su mencionada condición de excepcional herramienta creativa y comunicativa al mismo tiempo.

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