Disponéis de una vivienda o un local y tenéis claro que necesitáis los servicios de un estudio de arquitectura e interiorismo para conseguir un resultado óptimo. No os sirve alguien capaz de hacer una simple reforma. Queréis que un interiorista os proponga diferentes opciones, desarrolle el proyecto hasta el último detalle de acuerdo con un presupuesto y se encargue de su producción con garantías y calidad.
Para quien no está familiarizado con estos procesos, todo se resume en tres grandes ítems: diseño, presupuesto y resultado final.
En esta entrada del blog os detallamos todas las fases de un proyecto de interiorismo. Desde el primer contacto hasta el último detalle. Teniendo en cuenta tanto el diseño como su construcción.
A estos ítems principales les añadiremos otros pasos y elementos que juntos acaban definiendo nuestro proceso de trabajo, desde el primer contacto hasta la entrega definitiva de la obra.
Cuando recibimos el primer contacto, acordamos una visita sin compromiso en el espacio a reformar. De este modo, conocemos de primera mano vuestras necesidades y preferencias, así como la situación y estado del espacio para valorar el alcance de las actuaciones necesarias.
Con esta información elaboramos unos honorarios para el desarrollo del proyecto de interiorismo. ¿Qué incluye? ¿Qué fases comprende un proyecto de interiorismo?
A menudo, recabamos aspectos de diferentes propuestas para acabar definiendo la propuesta definitiva de distribución que recibe el nombre de Anteproyecto.
Una vez aceptados los honorarios, tomamos mediciones detalladas del espacio. Con ellas, dibujamos el estado original y, a partir de él, realizamos diferentes propuestas de distribución que respondan al briefing y cumplan con los requisitos técnicos y normativos.
Estas propuestas de distribución las discutimos conjuntamente buscando el máximo aprovechamiento del espacio en conjunción con el estilo de vida o actividades que se vayan a desarrollar en él.
Cuando el proyecto lo requiere, acompañamos el anteproyecto de lo que llamamos un Moodboard o tablero de inspiración a fin de hacer una primera composición de materiales, colores y texturas. Así, podemos imaginar mejor el alcance estético de la propuesta. Darle una primera piel al esqueleto representado por el anteproyecto.
Con el anteproyecto somos capaces de componer el Proyecto Básico. Elaborado con fines administrativos para el trámite de licencias y permisos de obra, este incluye las características generales de la obra, haciendo referencia y justificando las principales soluciones constructivas del proyecto.
Con esto, ya disponemos de terreno para desarrollar el proyecto hasta el más mínimo detalle en lo que llamamos el Proyecto Ejecutivo.
Como su nombre indica, el Proyecto Ejecutivo comprende todos aquellos planos necesarios para la ejecución o construcción del proyecto. De este modo, se centran en el cómo, en la definición de todos los detalles para que los encargados de la construcción puedan valorar de la forma más precisa posible el precio de sus actuaciones y cómo llevarlas a cabo.
En definitiva, el proyecto ejecutivo es el libro de instrucciones del proyecto y consta de diferentes capítulos: derribos, obra nueva, instalaciones, yeso y pladur, revestimientos, cerramientos, carpintería, pintura, mobiliario y tejidos.
La comprensión de los volúmenes presentes en el espacio resulta fundamental para visibilizar espacios complejos, ya sea por la presencia de mobiliario diseñado a medida o la apertura de tabiques o ventanales.
Por esta razón, el proyecto ejecutivo incluye planos en planta, alzados y, para facilitar la toma de decisión, imágenes en 3D y los llamados renders. A menudo es suficiente hacer una vista tridimensional en blanco y negro para comprender cómo quedará el espacio así proyectado. En ocasiones, previsualizar colores y texturas resulta conveniente y se realizan vistas que permiten reproducir con un alto grado de exactitud la fotografía del resultado futuro.
Para ayudar a nuestros clientes a visualizar el desarrollo del proyecto ejecutivo se recurre a elaborar vistas tridimensionales, en blanco y negro o color.
En el estudio la solemos definir de una forma sencilla: «todo aquello que cae si girásemos el espacio al revés». Entendemos como línea de estilo todas las piezas de mobiliario exentas, textiles, obras de arte y objetos diversos que juntos conforman la decoración y línea de estilo de la vivienda o el espacio. Podríamos decir que es la piel, el vestuario y los complementos del proyecto.
En ocasiones con el anteproyecto ya hemos visto algún moodboard a modo de propuesta para colaborar a hacer visible el estilo de los acabados de la propuesta distributiva. A pesar de ello, es cuando tenemos la distribución finalizada cuando podemos afinar las piezas de mobiliario y textil que mejor van a encajar con el tipo de acabados.
Desde el inicio del proyecto, y si podemos desde la primera visita, buscamos establecer una referencia presupuestaria del proyecto. De acuerdo con las actuaciones previstas, estimamos una horquilla aproximada de los costes de producción y los adaptamos a las opciones presupuestarias del cliente.
De este modo, tratamos de acordar un presupuesto de referencia sobre el que proyectar. Siguiendo el presupuesto de referencia estimado, de la mano del cliente ponemos sobre la mesa qué actuaciones y tipos de acabados son posibles, con el objetivo de lograr cumplir con los requisitos funcionales y maximizar la calidad y estética de los acabados.
Con las especificaciones del Proyecto Ejecutivo, contactamos con aquellos artesanos, industriales y proveedores que mejor se adaptan al tipo de trabajos a realizar. Entre nuestra amplia cartera de industriales con los que acostumbramos a trabajar disponemos de múltiples opciones, todas ellas de calidad y garantía probada.
El presupuesto que presentamos a nuestros clientes recoge las mejores opciones en calidad, precio y disponibilidad para asegurar el mejor resultado. A pesar de ello, siempre los entendemos como una oferta susceptible de ser revisada y ajustada. Sabiendo con exactitud cuanto cuestan las cosas es cuando tenemos todos los datos sobre la mesa para decidir con el cliente si llevamos a cabo determinadas actuaciones o si escogemos un acabado u otro.
Una vez aceptado el presupuesto, podemos dar inicio a la construcción del proyecto. Para ello es importante afinar la planificación de la obra que, a grandes rasgos, ya se ha planteado y comunicado al cliente en una previsión temporal para su ejecución.
En esta planificación resulta de vital importancia establecer lo que llamamos el camino crítico. Es decir, fijar periodos y días límite a lo largo del desarrollo de la planificación en que se deben tener todo decidido para realizar la petición de material o encargar su producción.
Encargar el mobiliario a medida, la petición de pavimentos y sanitarios, la confección de cortinas o pedir el mobiliario de compra son tareas que requieren de amplios periodos de previsión debido a sus prolongados tiempos de producción y entrega. A menudo, finalizado el proyecto ejecutivo y una vez aceptado el presupuesto surgen dudas o se realizan cambios que pueden entorpecer el óptimo desarrollo de la obra. Es crucial tener claros estos plazos a fin de no alterar un proceso que ya de por sí está repleto de imprevistos.
En todo Proyecto de Interiorismo el papel que desempeña la Dirección de Obra resulta fundamental. Se ocupa de certificar el seguimiento del proyecto, la toma de decisiones sobre soluciones constructivas y en definitiva de la defensa de los intereses del cliente durante la construcción asegurando, la calidad de su ejecución y la fidelidad de la construcción respecto a lo proyectado.
En Coblonal Interiorismo, nos encargamos nosotros mismos tanto del proyecto como de su construcción. Así que desde un inicio el proyecto y su ejecución quedan en las mismas manos, optimizando así el proceso en todas sus fases. Y es que el equipo de construcción colabora desde las primeras propuestas en la definición del proyecto a fin de maximizar la calidad y evitar futuros problemas e imprevistos. Además gozamos de una amplia cartera de profesionales seleccionados que conocen de antemano nuestra exigencia y forma de trabajar facilitando aun más el proceso.
Prueba de ello es que, además de construir nuestros propios proyectos, somos la constructora de confianza para otros interioristas de renombre que confían en nosotros como constructora profesional y de calidad para sus proyectos más exigentes.
En definitiva, un proyecto de interiorismo comprende un conjunto de fases que poco a poco definen la distribución, piezas, acabados que se traducen en un presupuesto para la su construcción y producción hasta el más mínimo detalle.
El trabajo del interiorista se concreta en traducir las necesidades y posibilidades del cliente y el espacio en un diseño que maximice la funcionalidad, calidad y perdurabilidad del resultado final.