Un piso con mucho encanto caracterizado por una redistribución del espacio fundamentada en el diseño de mobiliario, la recuperación de elementos originales de la finca y la conjunción cromática para ganar al mismo tiempo espacio útil y sensación de espacio.
El proyecto parte de una redistribución del espacio, donde las pequeñas habitaciones originales dejan paso a una distribución abierta donde tanto el salón, la cocina y el dormitorio principal se conectan manteniendo cierta parcelación. En este sentido, la cocina se sitúa en el extremo más cercano a los ventanales de la calle, mientras el dormitorio ventila a un patio interior y se conecta con la sala de estar a través de una puerta corredera.
En el pasillo de entrada encontramos un baño completo y un pequeño cuarto para la lavadora y la caldera.
Sobre los acabados de la vivienda y dadas las condiciones, nos planteamos sacar provecho de todos aquellos aspectos de la propia finca. El primero de ellos, el techo en volta catalana. La sorpresa fue, que al retirar el falso techo vimos que las vigas originales estaban en muy mal estado. Eso encareció el proyecto y reclamó de algo más de tiempo e inventiva. El segundo fue repicar las paredes para dejar el ladrillo visto, evidentemente, adecuado con fijador para eliminar el polvo y su degradación. El tercer aspecto fue la recuperación de la carpintería original de ventanas y puertas. Decapamos y aplicamos esmalte incoloro para que la madera original reluciera. El cuarto elemento fue el pavimento hidráulico. Lamentablemente no pudimos aprovechar el pavimento original y recurrimos a una baldosa de nueva inspiración muy parecida a la original.
En el salón, dormitorio, cocina y baño encontramos piezas que devienen clave en la propia concepción de la distribución de la vivienda. Además, la uniformidad de la madera colabora a una percepción unificada y amplia del espacio que hace que la vivienda no parezca tan pequeña.
Destaca la puerta corredera que separa el comedor del dormitorio, donde hemos recuperado cristaleras desechadas de otros proyectos para dar cierta intimidad y un toque clásico al conjunto.
El mobiliario de la cocina combina la madera con el blanco calacatta de la encimera y el hierro negro lacado de los estantes y tiradores de puertas y cajones.
En el dormitorio, encontramos un armario completo con diferentes estantes abiertos, al modo de hornacina, que sirven de mesita de noche. En el otro extremo, aprovechando un recoveco hacia la ventana al patio interior hemos situado un pequeño escritorio que sirve de estudio.
En el baño, dos tablas horizontales hacen la función de encimera y almacenaje. En conjunción con el lavamanos ovalado en blanco, la grifería y la mampara de la ducha en negro mate, las baldosas hexagonales de las paredes y el pavimento hidráulico de la casa, el baño luce excepcional y de unas buenas y confortables dimensiones. Como curiosidad, la presencia de dos ventanas actúa como una pista o recuerdo de la distribución original.
En general, se trata de una vivienda ubicada en una de las zonas con más encanto de Barcelona, la calle Cartagena, que cumplirá con las expectativas de sus habitantes en cuanto a funcionalidad, confort y diseño.
Fotografías por: ©Sandra Rojo